10 euros 2025 8 Reales 1772 México II Serie Joyas del Museo Casa de la Moneda

Moneda de 10 euros 8 reales 1772 México – Joyas del Museo Casa de la Moneda 2025 (8 reales plata)

Dedicada a un 8 reales acuñado en México en 1772, bajo el reinado de Carlos III, esta pieza completa la II Serie «Joyas del Museo Casa de la Moneda». Emitida por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre – Real Casa de la Moneda, traslada a formato contemporáneo una de las grandes monedas de comercio del siglo XVIII y rinde tributo a la madurez técnica y estética de la ceca mexicana en el último tercio del Setecientos, cuando el real de a ocho se había convertido en estándar de pagos a escala global y referencia para numerosas divisas posteriores.

Anverso: 8 reales de México (1772)

En el centro se muestra el anverso del 8 reales de 1772, con el busto laureado de Carlos III mirando a la derecha y las leyendas originales en latín que lo identifican como monarca ilustrado de su tiempo. En el borde superior figura la leyenda «ESPAÑA 2025»; en la parte inferior, en arco, «8 REALES 1772 MÉXICO», que recuerdan el año y la ceca de la pieza histórica. La composición queda enmarcada por una gráfila perimetral de inspiración clásica, que refuerza el carácter de joya numismática del conjunto.

Reverso: leyendas y valor facial

Se reproduce el reverso de la moneda histórica, con el escudo coronado de España cuartelado de Castilla y León flanqueado por las Columnas de Hércules, emblema del poderío comercial hispánico. En la zona alta, el valor «10 EURO» flanqueado por la marca de Ceca. En la parte inferior, en corona descendente, la leyenda «JOYAS DEL MUSEO CASA DE LA MONEDA» subraya su pertenencia a la colección. Un orlado clásico cierra el conjunto y enlaza visualmente esta emisión contemporánea con las grandes acuñaciones virreinales de las que toma su diseño.

México, eje del sistema monetario hispánico

La Casa de Moneda de México fue una de las grandes productoras de plata del mundo hispánico. Sus 8 reales, apreciados por su peso y ley constantes, circularon por los mercados del Atlántico y del Pacífico y llegaron a conocerse como «peso duro» o «Spanish dollar», aceptados en puertos de Europa, América y Asia. Estas piezas consolidaron un patrón monetario que facilitó el comercio intercontinental durante generaciones y sirvieron de referencia para muchas monedas nacionales emitidas a partir del siglo XIX.